Definición de Pucherazo | Diccionario Economico
El pucherazo es un término utilizado para referirse a una manipulación o fraude electoral en el que se alteran los resultados de una votación de manera ilegal.
El puñetazo como método para falsificar resultados electorales es cosa del pasado.
Este es el método por el cual se añaden a la urna las papeletas del candidato que queremos ganar en una elección. O, por el contrario, podemos quitarle las papeletas a la que queremos perder.
Se celebró a finales del siglo XIX y principios del XX, durante la llamada Restauración Borbónica, periodo caracterizado por un giro entre liberales y conservadores.
En este contexto, y con el fin de asegurar pacíficamente el cambio de poder, se llevó a cabo este tipo de fraude electoral.
Origen del término «pucerazo»
Pucherazo es un término que a priori puede parecer extraño y hasta gracioso.
¿Cómo puede este nombre característico representar una forma de fraude electoral?
Como mencionamos anteriormente, durante el turnismo arraigado en la Restauración, el poder se dividió entre los dos partidos mayoritarios a través del fraude electoral. El hecho de que se llamara «pucherazo» se debe a que el nombre proviene del puchero, el recipiente que contenía las papeletas falsas.
A pesar de ser una práctica específica, más recientemente se ha utilizado el término pucherazo como sinónimo de fraude electoral.
ejecución de huelga
Esta práctica, como ya hemos comentado, se llevó a cabo en España desde finales del siglo XIX, hasta el inicio de la dictadura del general Primo de Rivera. Su ejecución se llevó a cabo en el campo a través de los caciques. Se trataba de personas que tenían cierta importancia en la ciudad, por regla general, terratenientes que, por su riqueza, tenían gran influencia en la zona.
En cuanto a su ejecución, previamente se habían preparado una gran cantidad de votos ilegales del partido que quería que ganara, en el llamado puchero. Posteriormente, si el conteo oficial de votos era desfavorable, esos votos se añadían a la urna oficial y todos se consideraban oficiales. Obviamente, este recuento debía dar una clara mayoría al partido que iba a gobernar después de estas elecciones.
Hubo otras prácticas, como votar por los muertos, registrar en el censo a votantes que no correspondían al municipio o colocar urnas en lugares de difícil acceso.
Estas prácticas no eran un secreto, ya que se conocía su existencia. Pero se siguieron haciendo porque eran necesarios para la estabilidad política.
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