Definición de Max Weber | Diccionario Economico
Max Weber fue un sociólogo y economista alemán que desarrolló el concepto de la burocracia como un sistema de organización eficiente y racional en el ámbito social y económico. También enfatizó la importancia de la ética protestante en el desarrollo del capitalismo moderno.
Max Weber es considerado uno de los más grandes intelectuales de los siglos XIX y XX. Mantuvo una curiosidad constante por diversas disciplinas como el derecho, la economía y la historia. Su trayectoria académica e intelectual lo convirtió en uno de los padres de la sociología. Uno de sus objetivos era averiguar qué condiciones culturales contribuyeron al desarrollo del capitalismo. Hoy, su pensamiento sigue influyendo en muchas disciplinas.
Max Weber nació en Erfurt, una ciudad del estado alemán de Turingia, en 1864 en el seno de una familia burguesa adinerada. Desde muy joven se mantuvo en contacto con la política, ya que su padre era miembro del parlamento alemán. Por ello, a menudo se reunía en su casa con las figuras más influyentes de la intelectualidad alemana de la época.
Entre el derecho, la historia y la economía
Max Weber ingresó a la Facultad de Derecho y estudió en las ciudades de Heidelberg, Berlín y Göttingen. Sin embargo, su gran pasión siempre ha sido la historia, materia que cultivó en paralelo. También se interesó por la economía, la filosofía y la política.
Mientras trabajaba en su tesis doctoral, aumentó su interés por la política social contemporánea. Fruto de este interés, en 1888 se incorporó a la Asociación Profesional de Economistas Alemanes. Esta organización fue pionera en el uso de la investigación estadística a gran escala en el análisis económico.
Finalmente, en 1889, se doctoró en la Universidad de Berlín. Su disertación se tituló «Desarrollo del principio de solidaridad y activos especiales de la empresa comercial abierta de los círculos familiares y comerciales en las ciudades italianas».
En 1890 llevó a cabo un trabajo sobre la llamada «cuestión polaca». El objetivo era analizar el movimiento de trabajadores extranjeros en el campo de Alemania Oriental. Un fenómeno que ocurrió al mismo tiempo que los trabajadores agrícolas locales se trasladaban a las ciudades. Este estudio ha sido reconocido como uno de los mayores estudios empíricos.
En el apogeo de su carrera, en 1897, tras recibir una cátedra de economía política en dos universidades alemanas (Freiburg y Heidelberg), sufrió una fuerte depresión debido a la muerte de su padre. Junto a su esposa realizó numerosos viajes a Europa. Hasta 1902 no pudo retomar su actividad intelectual y docente. Durante este período escribió varios ensayos sobre la metodología de las ciencias histórico-sociales. Para ellos, es considerado uno de los fundadores de la sociología.
Del belicismo a la República de Weimar
Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Max Weber aceptó argumentos que justificaban la participación alemana en el conflicto. De hecho, se desempeñó como director de los hospitales militares de Heidelberg. Sin embargo, con el desarrollo de la competencia, eventualmente comenzó a adherirse a las tesis pacifistas. Cuando terminó el conflicto, volvió a dar clases en el departamento de economía, primero en Viena y luego en Munich. En la capital bávara dirigió el primer instituto universitario de sociología de Alemania. También desempeñó un papel importante en la redacción de la nueva constitución del país. De ella nacería la llamada República de Weimar.
En 1920 murió repentinamente en Munich. Por ello, su obra Economía y Sociedad, que fue recopilada y publicada póstumamente muchos años después, quedó inconclusa.
Pensamiento de Max Weber
Max Weber es uno de los más grandes intelectuales de nuestro tiempo. Su obra y su pensamiento influyeron en todas las ramas de las ciencias sociales.
Características de las ciencias sociales
Para Weber, las ciencias sociales en su conjunto tienen características que las distinguen de otros campos de estudio. Primero, su objeto. Sostiene que no se relacionan con fenómenos regidos por una ley universal (como la ley de la gravitación universal), sino que los hechos que estudian las ciencias sociales se caracterizan por estar dotados de un rasgo único.
En segundo lugar, indica que los campos de estudio en las ciencias sociales son creados y determinados por la voluntad del investigador. Así, siempre están influidos por determinados principios, valores o intereses subjetivos.
Por todas estas razones, argumenta que las ciencias sociales nunca podrán comprender la totalidad de la realidad histórica y social.
La ética protestante y el espíritu del capitalismo
La investigación metodológica de Weber encontró aplicación concreta en una de sus obras fundamentales: La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Esta obra fue publicada como una colección de ensayos entre 1904 y 1905. Posteriormente se compilará en forma de libro. Por estos ensayos, Max Weber fue considerado el «Marx de la burguesía». Con su compatriota compartió la opinión de que el capitalismo es el aspecto dominante de la civilización moderna. Sin embargo, las diferencias entre estos dos grandes pensadores son infinitas.
Weber quería analizar las condiciones culturales que permitieron el desarrollo del capitalismo. A su juicio, enfatizó que el capitalismo se desarrolló donde la consecución de la riqueza se consideraba un deber moral. Este concepto ético nació junto con las reformas religiosas del siglo XVI. Más concretamente, en la ética económica del protestantismo calvinista, que Weber asoció al desarrollo económico y civil de sociedades en las que triunfó la reforma, como Holanda e Inglaterra. En consecuencia, fue la Reforma protestante la que creó las condiciones culturales necesarias que permitieron el desarrollo del capitalismo.
Esta posición ética era incompatible con la mentalidad tradicional del cristianismo católico medieval. Por el contrario, el dogma exigía que cada persona ganara sólo lo necesario para sobrevivir. En cambio, tratar de lograr más riquezas o posesiones de las necesarias se consideraba un pecado.
Predestinación, ética y riqueza
A diferencia de los católicos, para los calvinistas la riqueza dependía de la predestinación divina, a la que toda persona se somete desde su nacimiento.
Si todo estaba predeterminado, la acumulación de riqueza no era más que la encarnación de la voluntad divina. Esto, a su vez, era una señal de que la persona enriquecida era bendecida por la gracia de Dios. Esto también tenía otras implicaciones éticas personales importantes, de modo que esta riqueza no debía usarse para el lujo o el placer personal, sino para aumentar la riqueza. Esto explicaba, según Weber, la típica apariencia sumisa y demacrada de los puritanos. Ya que los que tenían riquezas debían seguir trabajando y llevando una vida ascética, para mayor gloria de Dios.
En definitiva, para Weber todos los aspectos típicos de la mentalidad capitalista y burguesa están dotados de un significado religioso protestante. Entre ellos se encuentran la laboriosidad, el celo, el rechazo al lujo y la adopción de un estilo de vida rígido y metódico.
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