Definición de Economía feminista | Diccionario Economico
La economía feminista es una corriente de pensamiento y análisis económico que se enfoca en la incorporación de la perspectiva de género en el estudio y la práctica de la economía. Busca examinar y cuestionar las desigualdades de género presentes en el sistema económico, así como proponer alternativas y políticas que promuevan la equidad y la justicia de género en todas las esferas económicas.
Así, la economía feminista es más que una escuela de pensamiento, una forma de abordar la economía que nos permite verla desde una lógica diferente.
Según este punto de vista, prácticamente toda la investigación académica, incluida la economía, ha sido desarrollada por y alrededor de hombres.
Esto se conoce como androcentrismo y está relacionado con lo que se conoce como patriarcado. El cual, según el feminismo, es un sistema de organización social en el que un hombre ejerce el liderazgo y el poder, y las mujeres quedan relegadas a un segundo plano.
¿Cómo saber si una economía era andocéntrica? Por ejemplo, la economía feminista señala que no se ha tenido en cuenta la contribución económica de las actividades de cuidado del hogar, que son principalmente para las mujeres (lo veremos más adelante).
Además, según diversos estudios a nivel mundial, existe una brecha salarial, siendo el ingreso promedio de los hombres mayor que el de las mujeres.
En este artículo no nos disculpamos por ninguna ideología, solo presentamos algunos de los postulados de este enfoque de la economía, que posteriormente todos pueden analizar y cuestionar. Pero lo principal, ante todo, es informarnos.
Economía feminista y cuidado del hogar
Uno de los principales problemas que aborda la economía feminista es el mantenimiento del hogar. Se refiere a tareas como cocinar y limpiar, que históricamente han estado reservadas a las mujeres. Estas tareas son importantes principalmente porque requieren tiempo que podría utilizarse para otras actividades.
De la misma manera, cuando una mujer realiza las tareas del hogar, libera tiempo para el resto de la familia, quienes ya no tendrán que ocuparse de estas tareas.
El hecho de que las mujeres se ocupen del hogar se debe a lo que el feminismo suele denominar una construcción social. En otras palabras, según este punto de vista, no es que las mujeres sean naturalmente más capaces o estén más predispuestas para hacer las tareas del hogar. Al contrario, es lo que aprendes de la educación que recibes y lo que te impone la sociedad.
Por ejemplo, aunque cada vez es menos común, las mujeres a menudo tienen que aprender a cocinar más que los hombres cuando son niñas. En cambio, los hombres están capacitados para ser profesionales y ser el sostén de la familia. Por lo tanto, esta práctica se transmite de generación en generación.
El caso es que, según la teoría económica feminista, el trabajo doméstico tiene un valor económico que no suele ser remunerado ni reconocido en la economía tradicional. Por lo tanto, no suele medirse en las cuentas nacionales. Así lo señala Marilyn Waring, quien publicó el libro Counting Women: The New Feminist Economics en 1988.
Al mismo tiempo, también se discute el hecho de que las mujeres tengan que realizar las tareas del hogar, lo que dificulta e incluso impide su acceso al mercado laboral en igualdad de condiciones.
Economía feminista y actividades fuera de la ley
Otro tema al que la economía feminista presta atención es la actividad fuera de la ley. Nos referimos, por ejemplo, a la trata de personas y la prostitución, donde predomina el uso de la mujer.
En esta actividad habrá una gran explotación del colectivo femenino, lo que a la larga redundará en el enriquecimiento de los hombres principalmente, según el enfoque feminista.
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